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La esposa se olvidó de alimentar a su esposo y recibió por ello en maduras peludas enculadas su totalidad.

La belleza se dejó llevar tanto por jugar al tenis con sus amigas que se olvidó por completo del marido hambriento que la esperaba en casa. Ahora regresa a casa, atormentada por un terrible sentimiento de culpa. El marido hambriento, que hace cinco minutos quiso tener una charla seria con su desafortunada esposa, vio sus mejillas enrojecidas y su pecho agitado por la carga deportiva y se dio cuenta de que hoy no jurarían. Al final, es muy posible tomar un refrigerio con un sorbo de la humedad vivificante de la cueva, que se esconde entre las piernas de una belleza deportiva. La niña es muy consciente de su culpa y de todas las formas posibles busca enmendarse. En primer lugar, maneja el pene de su marido con tanta habilidad que sus pelotas de tenis se maduras peludas enculadas encogen involuntariamente y comienzan a exigir el inicio de un salto frenético. El semental desarrolla con tanto cuidado el coño del tenista con los dedos que ella misma se pone en la posición deseada, decidiendo chupar un poco más antes.

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